lunes, 4 de febrero de 2013

Broad Peak, el ocho mil que presenció el nacimiento del estilo alpino

Retornamos a nuestra sección Los Techos del Mundo, donde repasamos las montañas más altas del planeta. Nos habíamos quedado en el Gasherbrum II; hoy hablamos del Broad Peak, la duodécima montaña más alta del planeta, que ha pasado a la historia por ser testigo en su día del nacimiento de una forma de ascender que cambió para siempre el alpinismo.


El Broad Peak está en la cordillera del Karakórum, en la frontera entre India y Pakistán, y alcanza los 8.047 metros. La tasa de mortalidad del Broad Peak se sitúa en torno al 7%.
El primer ascenso lo realizó una expedición austriaca de tan sólo cuatro integrantes, en 1957. Marcus Schmuck la lideraba, y completaban la expedición Hermann Buhl, Fritz Wintersteller y Kurt Diemberger. La expedición pasó a la historia del alpinismo no sólo por hacer cima en el Broad Peak por primera vez, sino por hacerlo del modo en que después se conocería como estilo alpino: sin porteadores y sin usar oxígeno artificial. Esta forma de ascender es considerada como la más pura de practicar montañismo, y exige un esfuerzo extra muy considerable para el montañero.


En 2006, nuestros montañeros Isabel García y Roberto Rodrigo hicieron cima en el Broad Peak, junto a Roberto Rojo. Precisamente, Isa y Rober son dos defensores del estilo alpino y en su blog hemos encontrado un interesante artículo donde cuentan cómo fue la ascensión al Broad Peak y las penurias que tuvieron que pasar hasta hacer cima (salmonelosis de Rober incluida, que le llevó a estar tres días con fiebres, diarreas y sin poder probar bocado). Puedes leerlo aquí, merece la pena por ser un testimonio de gran valor.


12 comentarios:

  1. Es impresionante. Primero tener valor para elegir una montaña con el índice tan alto de mortalidad... y segundo alcanzar la cima, con las penurias y salmonelosis..
    Héroes!

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    1. Pues sí, los alpinistas yo creo que están hechos de otra pasta. Bueno, y los que corréis marathones también, ¿eh? Un saludo, gracias por comentar!!

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  2. Esto me recuerda a esa canción creo que es de Ketama, que dice; "no estamos locos que sabemos lo que queremos" pues algo parecido les pasa a la gente que arriesgan sus vidas para lograr los retos que se fijan, nos gusta el riesgo y lo llevamos en la sangre, un abrazo.

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  3. Jejej, muy apropiada la canción. Es indudable que quien nace con el riesgo en las venas nunca podrá vivir sin él. Bien lo sabes tú también, Paco! Un saludo!

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  4. Un placer descubrir este blog. Muy buenos post.
    Saludos Amador.

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  5. Gracias Amador. Ven a visitarnos al blog siempre que quieras. Un saludo!

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  6. Increíble, como se juegan la vida haciendo lo que les gusta.
    Magnifico reportaje

    Saludos





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    1. Nos alegramos de que te haya gustado, Angel Luis. Y es verdad, ascender un ocho mil es toda una proeza sólo al alcance de pocos. Gracias por tu comentario. Saludos!.

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  7. Admiro a estos aguerridos montañeros que, por satisfacción personal, deciden arriesgar la vida por ver el mundo por encima de nuestras cabezas sin montar en avión. A veces comparo esta sensación con la de un peregrino que termina el Camino de Santiago: satisfacción personal, superarse, ir más allá, vivir nuevas experiencias, conocer gente, vivir, vivir.
    Un saludo

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    1. Estoy de acuerdo contigo, Carmen; el Camino de Santiago es otro buen ejemplo de lucha personal y de superación. Seguramente parecida a la lucha del montañero, aunque en este caso también intervenga la montaña, lógicamente. Un abrazo!

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  8. Que mal rollo contratar un viaje y que sea un desastre su programación. Si a todo le añades la salmonelosis con tres días de diarrea, vamos, para contar a los nietos y nunca mejor dicho, partirse el culo.
    Menos mal que se consideró la expedición un éxito.

    Saludos.

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  9. Pues sí, cuando ya las cosas van torcidas porque lo que has contratado no funciona como esperabas sólo falta que fallen otras cosas para hacer de todo una odisea. Menos mal que hicieron cumbre y se fueron con el ocho mil! Gracias por comentar Javier, un saludo!

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