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¿Te acuerdas?, donde repasamos momentos importantes o personalidades históricas del deporte español. Nuestra
anterior entrada había sido para Paquito Fernández Ochoa; hoy queremos dedicarle este espacio para quien fue, sin ninguna duda,
una de nuestras leyendas del tenis y posiblemente
la primera gran figura del deporte español. Hoy este rincón lo ocupa la gran
Lili Álvarez, una mujer increíble cuya vida podría servir como guión para una novela o una producción cinematográfica.
Una mujer luchadora y polifacética
Lili Álvarez, una de las grandes estrellas del tenis mundial en los años 20, fue
tres veces consecutivas finalista de Wimbledon (1926, 1927 y 1928),
ganadora del doble en Roland Garros (1929),
dos veces campeona de España (en individual y dobles),
ganadora del Open Italiano (1930) y fue la
primera deportista española en acudir a unos Juegos Olímpicos (París, 1924). Pero además de ser una excepcional tenista, Lili fue
campeona de España de esquí,
campeona internacional de patinaje sobre hielo, practicaba
alpinismo,
equitación, derrotaba a los hombres jugando al
billar, venció un campeonato de
baile de tango en Alemania y
pilotaba coches de carreras (llegando a ganar el Circuito de Catalunya de automovilismo). Por si esto fuera poco, Lili destacó por desarrollar una gran actividad intelectual y
publicó varios libros sobre feminismo, religión y deporte. También
fue periodista y corresponsal del Daily Mail.
The señorita
Lili fue apodada como
The Señorita por la prensa inglesa. Su elegante figura, su particular manera de entender el deporte y la vida y su gran carácter hicieron de ella una mujer admirada y mediática. En España Lili
se opuso al régimen franquista y
luchó en todo momento por los derechos de la mujer. Desde el principio
declaró su guerra particular al machismo imperante en aquella época. En 1942, en una competición de esquí que se disputaba en Candanchú,
tildó al jurado de machista por
discriminar a las mujeres participantes, al hacerlas esperar mientras competían los hombres. Aquello le costaría el título y la momentánea expulsión de las competiciones oficiales de esquí, por "ofensa a España". Más adelante fue reatmitida, pero ella ya no quiso competir más de forma oficial. Es
conocida una anécdota suya con un
mariscal francés que, en un arrebato seductor, le dijo:
-No me atrevería a proponerle un partido de tenis a esta señorita.
A lo cual Lili respondió:
-No se preocupe mariscal. Yo tampoco le declararía a usted la guerra.
Lili murió en 1998, con 93 años de edad, en una larga vida que bien hubiera podido valer por varias.
Si, al igual que a nosotros, te ha fascinado la vida de Lili, te recomendamos encarecidamente que
escuches este audio de 9 minutos donde
se repasa su vida y se recogen testimonios de su propia voz.
Queremos despedir este artículo con una reflexión de la propia Lili:
“A través del deporte, la sociedad ha comprendido que no es que hagamos mal lo que los hombres hacen bien, sino que tenemos otro modo de ser, otras posibilidades físicas y mentales. El deporte no es más que la expresión moderna de la feminidad. Una feminidad nueva, más amplia, más vasta en sus vistas, más consciente de ella misma, pero siempre femenina. Las mujeres podremos ser muchas cosas, pero siempre quedándonos mujeres”.
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